La madre nos cuenta de Susana

Susana es la más chica de mis hijas. Es la tercera. Quizás la más rebelde y libre de las tres. Mi embarazo fue una sorpresa, no lo esperaba, fue un poco antes de que nos dejara su papá. Es una rebelde, no parece hija mía. Pero tampoco se parece en nada a la familia de mi exmarido, gracias a Dios. Nosotros, los Pereyra, somos nobles y de buena cepa, no andamos con vueltas, somos trabajadores, responsables y estudiosos, y mi hija es igual en eso. En cambio, la familia de mi ex… para qué te voy a contar. Son todos sinvergüenzas. Gente de abajo, sin educación.

 A Susana hace mucho que no la veo, cuando cumplió dieciocho se fue de casa. Eso nunca me gustó, siempre me quejo, tendría que venir más seguido a verme. Cuando viene le preparo pastafrola que sé que le gusta para acompañar el mate. A veces la llamo, pero es difícil hablar con ella, o no te contesta o te dice que está ocupada y que te va a llamar después… y no lo hace. Luego se arrepiente y te llama, pero pasan días sin hacerlo. Cuando no viene, guardo la pastafrola en la heladera pero, claro, cuando viene la come dura.

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