Es difícil hablar de uno. Nací en Buenos Aires y me crie en Balcarce. Mi madre era ama de casa y papá era contratista del agro. El viejo tenía dos tractores y una cosechadora que trabajaba él mismo, y de eso vivíamos. Tuve una infancia feliz, un muchacho de pueblo, hasta que me vine a estudiar a Buenos Aires. Mi familia todavía vive en la zona. Cuando murió papá, mi hermano se hizo cargo de los asuntos del viejo y él, con su familia, se quedaron.
Me recibí de médico en el 89, soy casado y tengo dos hijos: un varón y una mujer. Mi vida es normal, casi aburrida, tengo buenos amigos y colegas. No me puedo quejar. Vivo bien y he progresado profesionalmente. Con el tiempo me especialicé en problemas de útero y doy clases en la facultad. He viajado mucho, muchas veces por mi profesión y también por turismo. Tengo una quinta en Pilar y me encanta ir a pasar los fines de semana y estar tranquilo. Me llevo un libro y soy feliz. No soy muy deportista, pero me gusta ver fútbol, los ravioles del domingo y caminar.
Así, Félix comentaba sobre él.
